Y cuando digo por todos lados, me refiero a que mirases donde mirases había al menos una cucaracha. ¿En la vajilla y los alimentos? ¡Ahí más!. Con lo que los temas de conversación iban dirigidos principalmente a hablar de esos adorables y tiernos bichillos.
Tantas horas hablando de cucarachas nos dieron como para un máster cucarachil. Por ejemplo aprendí que las cucarachas nunca te van a entrar en la boca cuando estás durmiendo, se quedan en los dientes. Es un detalle por su parte, la naturaleza es sabia, guarra, pero sabia. ¿Y cómo lo sabía mi amiga? Eso mismo pregunté yo, justo antes de dormir con la cabeza tapada. A no ser que se caigan o te las metas queriendo tú mismo como éste idiota:
También aprendí que las cucarachas en un 90% de los casos mueren boca arriba. ¿Y por qué? Nuestra anfitriona experta en este dictióptero me solucionó esa duda existencial, y luego, consultando a un fumigador profesional, de estos tipos raros que salen en las pelis que parece que se han sido criados por ratas, no a lo Tortugas Ninjas, sino a lo Mogly, amamantando y todo, me lo corroboró.
- Los insecticidas atacan al sistema nervioso de las cucarachas. Y el bichejo empieza a perder sus facultades motoras, y a convulsionarse, terminando al final boca arriba y pataleando como diciendo: "No me mates, ¡te prometo no volver a ponerme en tus dientes!".
- Y sin insecticida mueren como les pille, boca arriba o boca abajo, pero el rigor mortis hace que las patitas de las cucas se retraigan. Como generalmente no lo hacen a la vez, al final queda casi siempre una pata más larga que las otras y hace que se desequilibre y se de la vuelta.
Las cucas hasta su último suspiro quieren dejar claro que son los bichos mas asquerosos del mundo, y para ello mueren boca arriba mirándote a los ojos.
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